Como diseñadora de interiores y home stager profesional mucha gente me pregunta cuáles son las principales diferencias entre ambas disciplinas, así que ahí van mis explicaciones. ¡Espero resolveros las dudas!
El home staging es esencialmente el arte de preparar una vivienda para su venta. El objetivo es atraer el mayor número posible de compradores potenciales para una transacción inmobiliaria rentable y ágil. La idea subyacente cuando se prepara una casa es la de mostrar los puntos fuertes que tienen los espacios.

El diseño interior de hogares (o decoración como todavía lo llaman muchos), es la práctica de trabajar codo a codo con un cliente para personalizar su espacio en consonancia con su estilo de vida y la manera en que se utilizarán los espacios, y a su vez, enfatizar su gusto más íntimo y personal.

Cuando llevamos a cabo un proyecto de home staging nuestro cometido es ponernos tras la mirada del comprador, y no tras la del propietario actual de la vivienda. El objetivo es vender la casa lo más rápido posible y por su máximo valor, así que es ahí donde enfocamos nuestros mayores esfuerzos. Cuando estamos por el contrario rediseñando un hogar, el estilo personal del propietario, sus necesidades y opiniones son la prioridad máxima. La intención aquí es ayudar al propietario a hacer su hogar más funcional y que le sea agradable a la vista y conforme a sus gustos.
Tanto el home staging como el diseño interior son disciplinas creativas, y ambas requieren de estrategias únicas y concretas para cada caso, aunque desde diferentes persepctivas: la del comprador y la del propietario. La primera busca agradar al mayor elenco posible de personas, por tanto tiende a la despersonalización de los espacios, mientras que la segunda persigue todo lo contrario, que los espacios reflejen el estilo personal de sus habitantes.